La Embajadora de España en México me encargó un mural para la entrada de la embajada, ubicada en la colonia Polanco. El proyecto presentaba un desafío especial: la pieza debía ser móvil, capaz de trasladarse de un lugar a otro según las necesidades del espacio.
Decidí entonces rendir homenaje a un pintor murciano que admiro, Juan Márquez, quien trabajaba frecuentemente sobre soportes de madera. Inspirada en su manera de intervenir el material, concebí un mural que pudiera establecer un diálogo entre color y textura, integrando elementos de la cultura mexicana y española.
La obra refleja las singularidades y matices de ambas culturas, y está impregnada del cariño y respeto que siento por ellas y por su gente. A través de un lenguaje expresivo, el mural busca transmitir ese amor profundo y generar un encuentro entre tradición, memoria y contemporaneidad, convirtiendo la entrada de la embajada en un espacio de diálogo cultural y visual.

Acrílico sobre madera.

250×200 cm.

2008.